De Vigo a Cerdeña en moto. Parte 2

En la anterior entrada nos quedamos en Burgos, pero me olvidé de contaros algo simpático que nos ocurrió esa noche. Os dije que llegamos al hotel Rey Arturo, en Villagonzalo de Pedernales y que estaba lleno, y que tuvimos que ir a otro, del cual he conseguido acordarme del nombre, menos mal, es el Sercotel Corona de Castilla, cuatro estrellas con una relación calidad precio muy buena. Pero a lo que íbamos, el caso es que, con el trastorno de quedarnos sin alojamiento, ya que no habíamos reservado al no tener claro hasta donde íbamos a poder llegar esa noche, y que ya era un poco tarde, conseguimos que desde el Rey Arturo nos hicieran la reserva en el otro hotel y, ya más tranquilos, nos pusimos en marcha de vuelta al aparcamiento y las motos, pero, no aparecían las llaves de una de ellas. Las buscamos, miramos en los bolsillos, en el suelo... llevábamos otro juego de repuesto, pero estaba dentro de una de las mochilas y ésta, dentro de la maleta que no podíamos abrir porque no había llaves!!! Volvimos a la recepción por si se habían quedado encima del mostrador... nada, no aparecían. Le preguntamos a la recepcionista si podría haber ocurrido que algún cliente las hubiera cogido confundidas con sus cosas... y casi llama a todos los últimos registrados para preguntar!!! Nos dio apuro y como opción nos ofreció llamar a un cerrajero para abrir el baúl trasero, pero claro, ya era de noche y ni os cuento la clavada que nos iba a cobrar, así que decidimos pedir un destornillador y forzar la cerradura y ya veríamos como arreglarla después. Eso hicimos, y lo abrimos, y cogimos el juego de llaves de repuesto y hasta conseguimos que volviera a cerrarse el baúl y, ya solucionado, nos pusimos las cazadoras, los guantes y el casco... Y mira tú, las malditas llaves estaban dentro del casco!!!! El ataque de risa que nos dio, no os lo podéis imaginar y el juego que dio recordar este episodio durante todo el viaje fue motivo de bastantes carcajadas. En fin, que ya solucionado el tema, programamos el GPS con la dirección del hotel y nos fuimos a descansar.

De Burgos a Barcelona pasando por Andorra.
Nos despertamos temprano, nos equipamos con los trajes de moto y nos dispusimos a iniciar la etapa. Dicen que en Burgos en verano hace mucho calor... no lo discuto, pero a las nueve de la mañana, en pleno agosto, estábamos a 10 grados!!!!!! Y muy preparados para el frío, la verdad es que no íbamos, porque se supone que era verano ¿No?
Esta jornada no tiene mayor interés, nos limitamos a hacer kilómetros para llegar cuanto antes a Andorra y fuimos intercalando tramos de autopista y carreteras secundarias para poder disfrutar un poco del paisaje. Sí os aconsejo la Ctra.N- II de Burgos a Logroño, porque el panorama merece mucho la pena y el paso por los Montes de Oca es extraordinario. Al llegar a Santo Domingo de la Calzada nos incorporamos a la A 12 y a la altura de Logroño enlazamos con la AP 68 dirección Zaragoza. Como es preceptivo en nuestros viajes, las paradas cada hora más o menos no podían faltar y en cada una de ellas nos íbamos quitando alguna prenda de abrigo, ya que, recordaréis, era verano y la temperatura empezaba a ser más acorde con la estación. Saliendo de Zaragoza cogimos otra vez la N II y llegamos a comer a un sitio que os recomiendo, el restaurante El Español en Bujaraloz, pasados los Monegros, dispone de carta y también de cafetería para algo rápido, pero si tenéis hambre y un poco de tiempo os aconsejo el buffet, por más o menos 15 euros, podéis comer hasta hartaros de todo tipo de manjares, carnes, mariscos, ensaladas, pastas... de todo y bueno.
Nuestra intención era llegar a Andorra sobre las siete de la tarde, así que otra vez encima de las motos y a seguir camino. Al pasar Lleida circulamos por carreteras comarcales dirección a los Pirineos y un poco antes de llegar a La Seo d'Urgell hay un lugar para detenerse y extasiarse con las vistas, es un embalse lleno de recodos entre Oliana y la Garganta de Tresponts. La carretera, llena de curvas rodeadas de vegetación por la que se puede entrever el agua es puro espectáculo. Después nos internamos en las montañas y disfrutamos como locos circulando entre quebradas y con el río a nuestros pies y llegamos a Andorra sin más novedad, cansados pero con una alegría inmensa ¡Nos quedaban aún un montón de días de viaje!


Al día siguiente teníamos que estar a las 8 de la tarde en la Terminal de Grimaldi en el Puerto de Barcelona para coger el ferry. Como teníamos muchas horas nos fuimos de compras a Andorra la Vella porque este pequeño país en un paraíso en todo, pero para los moteros es el edén en la tierra. Hay tiendas de equipación de moto a montones y con precios muy competitivos así que nos hicimos con cascos nuevos, un pantalón de cuero, guantes, botas y así pertrechados pusimos camino a Barcelona. Con tanta compra y porque elegimos mal el restaurante y tardaron un montón en traernos la comanda se nos hizo tarde por lo que no pudimos hacer turismo y salvo pequeñas paradas seguimos directos en la dirección que nos marcaba el GPS. La agencia de viajes nos había dicho que teníamos que estar dos horas antes de la salida del ferry en la terminal para

coger las tarjetas de embarque y estábamos un poco nerviosos porque no íbamos a llegar a tiempo. Pero la verdad es que no hacía falta tanto porque luego tuvimos que esperar en la explanada casi tres horas. Era nuestra primera experiencia en ferry y quedamos alucinados del tamaño del barquito, era enorme!!! Hasta parecía un crucero, pero bueno, sólo lo parecía, ya os contaré. En la explanada de embarque eramos muchísimos los que estábamos esperando, coincidía agosto y fin de semana, por lo que había mucha gente que se iba a Cerdeña, y un montón de moteros italianos que volvían a su país. Lo bueno de esperar tanto tiempo es que dio para entablar conversación con unos y otros y enterarnos de sus historias y de sus experiencias. Cuando viajamos llevamos cámara de vídeo y Go-pro, la que graba generalmente soy yo pero me había quedado sin batería y no podía cargarla, así que decidimos que uno de nosotros conectara la Go-pro y grabara el embarque. Nos dijimos, que iba a quedar genial con tantas motos entrando en el barco y dicho y hecho, en el momento que arrancamos le dio al play y nos pidió que nos adelantáramos para así grabarnos con todas las otras motos. ¿Pero sabéis una cosa? Cuando ya habíamos subido a cubierta, dejado el equipaje en el camarote y fuimos a ver lo bonito que había quedado... No había grabado nada!!!! Aún hoy, después de varios años seguimos recordándoselo y no nos fiamos de él a la hora de grabar algo, siempre hay otra cámara a mayores por si acaso.


Y hasta aquí la historia de hoy. En la próxima os contaré nuestra experiencia en el "Crucero" y la ruta por Cerdeña.

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